¿Por qué nos calienta el dolor?

“Me encanta que me nalgueen hasta llenarme de moretones, es super excitante.”


Este tipo de planteos no son raros dentro del mundo kinky, pero pueden sonar extremos para quienes no están familiarizades con los rituales y actividades del BDSM.


“¿Cómo podés disfrutar de algo así? ¡Duele!”

Muches masoquistas responderían algo tipo “Ni idea, simplemente me calienta.”


Como no me alcanzó con esta respuesta, decidí indagar un poco más a fondo sobre este mecanismo que puede transformar el dolor en un orgasmo.


Los mecanismos del dolor

La percepción del dolor, también llamada nocicepción, es el mecanismo del sistema nervioso que dispara la respuesta a estímulos potencialmente dañinos.


El dolor puede tener tres fuentes: Químico (como una quemadura de ácido), mecánico (como golpes o cortes) o térmico (frío y calor). Cualquiera de esos 3 estímulos que sea lo suficientemente intenso para activar los receptores de dolor en el área afectada disparará su transmisión hasta el cerebro. La recepción y el procesamiento del estímulo suceden en áreas diferentes. Entonces, el cerebro te dará un impulso para moverte o hacer algo para evitar o interrumpir el dolor.

Entonces, cuando ponés tu mano en una estufa caliente, los nervios de tu piel envían el mensaje a tu cerebro para decirle que te estás quemando. Tu cerebro grita ¡QUEMADURA! y como resultado sacás la mano. En general así es cómo funciona.

Bastante sencillo ¿No?

Bueno, no tanto.


Dolor y neurotransmisores

La manera en la que el dolor es procesado por el cerebro también dispara otras cosas en tu cuerpo. Lo que más nos importa en esta discusión es que endorfinas, serotonina, melatonina, epinefrina y norepinefrina pueden ser liberadas por el cerebro después de un estímulo doloroso y/o estresante. Esas hormonas funcionan como analgésico y estimulan la respuesta de pelea-huída. Así que, cuando te lastimás, tu cerebro genera su propio ibuprofeno y te da un subidón de energía para pelear contra tu atacante o huir de la situación.


Al recibir dolor, estás activando un montón de químicos que influencian tu comportamiento romántico y sexual, especialmente serotonina y adrenalina. En otras palabras, los mismos químicos que te calientan en una situación sexual fluyen por tu cuerpo cuando algo te duele.


¿Cómo es que conseguimos placer a partir del dolor?

Si seguimos esta línea de pensamiento, aplicar estímulos dolorosos de la manera adecuada activa hormonas agradables y placenteras en el cerebro. Si el dolor es aplicado gradualmente y por un período extendido de tiempo, podés dejar a alguien bastante “drogade” con endorfinas. En el BDSM eso se llama “subspace”.

Así es como funciona, desde mi experiencia:

Empezamos con un nivel de dolor bajo: Un flogging gentil en la espalda alta suele ser un buen comienzo. No duele mucho, pero pica un poco. Se siente similar a que te aprieten el cuerpo después de un entrenamiento intenso.

Luego, cuando la intensidad sube, puede realmente doler, al punto de llorar o incluso gritar. De alguna manera, es manejable, porque ya tenés algunas endorfinas dando vueltas. Cuando estás atade y no podés luchar ni huir, el subidón de adrenalina se puede convertir en euforia. 

A medida que el dolor es administrado, hay un punto en el que empiezo a resistirme. Esto es cuando “pega” la adrenalina. Empiezo a quejarme, insultar a mi top, patalear y tratar de escaparme de mis ataduras (Me gusta estar atade cuando me pegan). El dolor llega a un pico máximo y junto con él mi resistencia.

Entonces, de cierta manera, me rindo. Una vez que otra explosión de endorfinas fluye por mi cerebro, me entrego al dolor y de repente este se convierte en placer. Mi cabeza encontró una nueva manera de lidiar con él: Convirtiendo las sensaciones dolorosas en placenteras para que pueda soportar la “tortura” por más tiempo.


Lo mejor de todo: Me caliento muchísimo.


Nadie está completamente segure de cómo el dolor puede convertirse en excitación sexual. Puede que sea una de las maneras en las que el cuerpo interpreta la repentina explosión de endorfinas, ya que es similar a la de una calentura “típica”.

Lo que sabemos por ahora, es que el masoquismo ya no es considerado una patología en el DSM (la biblia de los trastornos mentales) y que si es expresado de una manera saludable y sensata no requiere ninguna intervención


Si te encontrás con que, después de explorar algún kink, te mueve el piso ser atormentade por sádiques, no hay nada malo en vos. Tu cuerpo está reaccionando a lo que te pasa con hormonas y químicos que te hacen sentir bien.


¡Disfrutá cada segundo de esa experiencia!


Artículo original: Why Pain Makes Us Horny: The Process That Turns Pain Into Pleasure

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